Modelo de testamento de fin de año para docentes. Ejemplo de testamento de fin de año.
Soy el año escolar que termina,
y a despedirme vengo.
Soy un pobre e inútil vejete
que a dejarles algo vengo.
Es que ya me falta poco
para irme de este planeta.
La verdad me falla el coco
dicen… que soy un poeta.
Me voy lejos conciudadanos,
largo donde no hay retorno.
No se… yo les doy mi mano
creo que me espera el horno.
Siempre fui muy ahorrativo,
por eso algo mismo dejo
claro, no es muy llamativo
¡ayayay!, mucho me quejo.
Que empiece la descarga
mucho tengo que hablar.
Gobernantes manos larga
ahora me van a escuchar.
Llamen al notario: ¡llueve!
páguenle por adelantado,
si no de ahí no se mueve,
es pícaro el desgraciado.
Escriba: Soy Héctor Cedillo
que de profesor trabajaba
yo señor: alias el diablillo
que del sueldo me quejaba.
Como profesor de literatura
los niños me decían diablo,
porque quería buenas figuras.
Soy exigente: ¡Así les hablo!
Estudia, sacrificate y sé tenaz,
iza y enarbola esta bandera;
para que seas el mejor, el as
de los tuyos y la patria entera.
Para saciar la ambición
de los gobernantes dejo:
Una ley anticorrupción
para mantenerlos lejos.
Una ley conciudadanos
que les impida robar,
amputarles las manos
eso los va a tranquilizar.
Y a los que están gordos
con la plata en su poder,
hay que quitarles todo
hasta su hermosa mujer.
No soporto la picardía,
es la gente mejor pagada,
sin embargo su osadía
no les hace respetar nada.
Para los poetas plagiadores
les dejo mi vieja biblioteca,
para que sean creadores
Y ganen respeto como poeta.
A las solteras y divorciadas
un short levanta colas dejo,
para que sean admiradas
por todos de cerca y de lejos.
Al que se sabe emborrachar,
a ese hijo no le dejo nada,
porque se la va a derrochar
toda mi plata que es honrada.
Dejo una buena orquesta,
para que como trompo bailen,
como no me salvo de esta
por lo menos ustedes festejen.
Como desde acá presiento
que los estoy aburriendo,
acabo mi pobre testamento
porque ya me estoy muriendo.
Pero antes dejo un recetario
a las que no saben cocinar.
¡Por favor señor notario!
haga mi palabra respetar.
Con la rudeza del viento
me despido en un santiamén.
Dejándoles el testamento,
espero que lo tomen a bien.
¡Adiós mis poetas y parientes!
¡Adiós les hablo con dolor!
Se acabaron todos mis bienes.
¡Adiós… mi querido Ecuador!

Soy el año escolar que termina,
y a despedirme vengo.
Soy un pobre e inútil vejete
que a dejarles algo vengo.
Es que ya me falta poco
para irme de este planeta.
La verdad me falla el coco
dicen… que soy un poeta.
Me voy lejos conciudadanos,
largo donde no hay retorno.
No se… yo les doy mi mano
creo que me espera el horno.
Siempre fui muy ahorrativo,
por eso algo mismo dejo
claro, no es muy llamativo
¡ayayay!, mucho me quejo.
Que empiece la descarga
mucho tengo que hablar.
Gobernantes manos larga
ahora me van a escuchar.
Llamen al notario: ¡llueve!
páguenle por adelantado,
si no de ahí no se mueve,
es pícaro el desgraciado.
Escriba: Soy Héctor Cedillo
que de profesor trabajaba
yo señor: alias el diablillo
que del sueldo me quejaba.
Como profesor de literatura
los niños me decían diablo,
porque quería buenas figuras.
Soy exigente: ¡Así les hablo!
Estudia, sacrificate y sé tenaz,
iza y enarbola esta bandera;
para que seas el mejor, el as
de los tuyos y la patria entera.
Para saciar la ambición
de los gobernantes dejo:
Una ley anticorrupción
para mantenerlos lejos.
Una ley conciudadanos
que les impida robar,
amputarles las manos
eso los va a tranquilizar.
Y a los que están gordos
con la plata en su poder,
hay que quitarles todo
hasta su hermosa mujer.
No soporto la picardía,
es la gente mejor pagada,
sin embargo su osadía
no les hace respetar nada.
Para los poetas plagiadores
les dejo mi vieja biblioteca,
para que sean creadores
Y ganen respeto como poeta.
A las solteras y divorciadas
un short levanta colas dejo,
para que sean admiradas
por todos de cerca y de lejos.
Al que se sabe emborrachar,
a ese hijo no le dejo nada,
porque se la va a derrochar
toda mi plata que es honrada.
Dejo una buena orquesta,
para que como trompo bailen,
como no me salvo de esta
por lo menos ustedes festejen.
Como desde acá presiento
que los estoy aburriendo,
acabo mi pobre testamento
porque ya me estoy muriendo.
Pero antes dejo un recetario
a las que no saben cocinar.
¡Por favor señor notario!
haga mi palabra respetar.
Con la rudeza del viento
me despido en un santiamén.
Dejándoles el testamento,
espero que lo tomen a bien.
¡Adiós mis poetas y parientes!
¡Adiós les hablo con dolor!
Se acabaron todos mis bienes.
¡Adiós… mi querido Ecuador!
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