Letra y música: Angel Leonidas Araujo Ch. (Cuenca, marzo de 1932)
Oh, Amor grande y lejano que atormentas mi vida,
con fiebres de retorno y ansiedades de tedio;
amor que me consumes como llaga escondida,
como escondida llaga de algún mal sin remedio.
Implorad por mi suerte, labios buenos y amantes,
ojos de adormidera, fuentes de mi locura;
mirad que voy muy lejos, por las sendas distantes,
por las distantes sendas de mi malaventura.
Brazos que fuisteis santo refugio de mi pena,
pelo que fuiste sombra, manos que fuisteis trino;
vuestra ausencia no puede romper ya la cadena,
romper ya la cadena que os unió a mi destino.
Ya no podeis mirarme ojos que hanme llorado,
ya no puedo besarte, boca que fuiste mía;
y no hay como olvidarnos, mujer, nuestro pasado,
tiene el grito angustioso de una cuna vacía.
Oh, Amor grande y lejano que atormentas mi vida,
con fiebres de retorno y ansiedades de tedio;
amor que me consumes como llaga escondida,
como escondida llaga de algún mal sin remedio.
Implorad por mi suerte, labios buenos y amantes,
ojos de adormidera, fuentes de mi locura;
mirad que voy muy lejos, por las sendas distantes,
por las distantes sendas de mi malaventura.
Brazos que fuisteis santo refugio de mi pena,
pelo que fuiste sombra, manos que fuisteis trino;
vuestra ausencia no puede romper ya la cadena,
romper ya la cadena que os unió a mi destino.
Ya no podeis mirarme ojos que hanme llorado,
ya no puedo besarte, boca que fuiste mía;
y no hay como olvidarnos, mujer, nuestro pasado,
tiene el grito angustioso de una cuna vacía.