Recopilación de discursos cortos en homenaje al primer grito de independencia de Ecuador.
El 10 de agosto de 1809 un grupo de patriotas viendo la injusticia y represión que sufrió el pueblo por parte de los conquistadores llegados de Europa, decidió tomar el rumbo de su destino y proclamar la independencia de la Real Audiencia de Quito, si bien este movimiento fue reprimido y culminó con la matanza del 2 de Agosto de 1810, ayudó a que se encienda una luz en todo el continente una luz de libertad justicia y dignidad y soberanía que es la que todas y todos seguimos hoy.
Así es que hace más de 200 años Juan Pío Montúfar, Manuela Cañizares, Juan de Dios Morales, Juan de Salinas, Manuel Rodríguez de Quirola, el obispo Cuero y Caicedo, guiados por el pensamiento de Eugenio de Santa Cruz y Espejo decidieron poner fin a las cadenas españolas que apretaban y ahogaban al pueblo, con un acto que inspiró a toda América a levantarse y que sólo con menor con la independencia definitiva del Ecuador el 24 de mayo de 1822.
A continuación una recopilación de frases, discursos y homilías que te servirán de guía para la elaboración de tu propio discurso, en caso de que así lo necesites para exponer tus ideas en actos solemnes, protocolares, reuniones, homenajes, para tu escuela o colegio, etc.
Discurso #1
El 10 de Agosto de 1809 significa para los hombres libres del Ecuador y América Latina una fecha trascendental, porque implica no solamente un grito emancipador, sino porque es la siembra de la conciencia insurgente de nuestros pueblos.
Con la sombra tutelar de Eugenio Espejo, los patriotas quiteños y latinoamericanos, como Arenas, Quiroga, Morales, Larrea, Villalobos, Salinas, entre muchos otros intelectuales y dirigentes barriales, reunidos en casa de Manuela Cañizares, definieron la estrategia que, años más tarde, sería reconocida como el levantamiento más original de los criollos anticolonialistas.
La historia registra sucesos y acontecimientos, casi siempre de acuerdo a la lectura que los vencedores y poderosos determinan, pero, en este caso, gracias al Libertador Bolívar y la conciencia de los patriotas, el 10 de agosto de 1809 siempre será recordado como la piedra angular de la liberación del continente.
La acción política de los quiteños encontró la oportunidad propicia de hacer historia cuando los franceses asumieron la Monarquía española, desplazando al Rey de España. Los representantes del agresor en la Audiencia, Conde Ruiz de Castilla, debía ser depuesto para recuperar la dignidad, esa fecha fue el 10 de Agosto de 1809, fijando un hito imperecedero para la Historia el Ecuador.
La importancia de este proceso dejo la lección que fue asimilada por la élite guayaquileña: El 9 de Octubre de 1820 no significaría nada sino se consolidaba con la victoria militar y fue el apoyo de fuerzas americanas operativas en el norte y en Sur cuyos contingentes "sólo conoce LA GLORIA y que perdieron la vida entre el 9 de Octubre de 1820 y el 24 de Mayo de 1822 combatiendo en CAMINO REAL, PRIMER HUACHI, TANIZAGUA, SEGUNDO HUACHI, YAGUACHI, RIOBAMBA y PICHINCHA Persiguiendo el ideal de crearnos El Estado quiteño, soberano, libre e Independiente, meta Suprema de sus aspiraciones justificación de su sacrificio.
Discurso #2
Discurso #3
Al destello de las madrugadas, en las calles de la ciudad de San Francisco de Quito, un “duende”: Eugenio de Santa Cruz y Espejo, el “indio Chusig”, que ya en 1779 andaba propagando, con El Nuevo Luciano de Quito, críticas inteligentes a los problemas y deficiencias de la vida en la Real Audiencia, y que había aplaudido el levantamiento de Tupac Amaru y Tupac Catari, en el Cuzco y en el Alto Perú; al destello de las madrugadas, ese “duende”, recorría las calles de Quito pintando en los muros frases como: “Al amparo de la cruz, sed libres”.
Pero, no andaba solo, con él salían muchas sombras de las sombras, había un ejército en formación de cholos, indios, mulatos, montubios, criollos esclarecidos, hombres y mujeres del pueblo. Nunca la libertad es huérfana. Por todos los confines de América se despertaban las conciencias, por los vientos se transmitían los mensajes, el azul del cielo servía de papel para sembrar las palabras de libertad. No estaba solo Eugenio; sumaban muchos más; tantos que, a veces, se escondían entre las piedras porque no sólo aventuraban la vida; en esos tiempos, llegaban a aventurar el alma.
Un conjunto de sublevaciones ocurrieron durante el siglo XVIII, en los territorios de la Real Audiencia de Quito, sobre todo en su parte norte. En ellas participaron los indígenas de Otavalo, San Pablo, Atuntaqui, Caranqui y Cotacachi; parcialidades conocidas, hoy, bajo la denominación de “otavaleños”, altivos e industriosos y que mantienen, como algunas otras comunidades indígenas, su cultura, su idioma, sus costumbres y tradiciones. Como se ve, Espejo y los próceres no estaban solos; la libertad es un asunto de todos y de todas, es algo que tiene que ver con todo el pueblo.
Las cosas iban llegando a su punto decisivo, no en vano la sed de libertad había estado madurando durante más de trescientos años.
En Europa, las “abdicaciones de Bayona” o renuncias sucesivas de los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII al trono de España, en favor del invasor Napoleón Bonaparte, dieron paso, a comienzos de mayo de 1808, al reinado de su hermano, José Bonaparte, más conocido como “Pepe Botellas” o “El rey plazuelas”, quien se quedaría por un tiempo de dueño y señor del trono de España.
Aquí, en la Real Audiencia de Quito, en lo que hoy es Ecuador, se trabajaba día y noche por la libertad, se complotaba, se planificaban reuniones, se organizaba la esperanza.
Era la noche del 9 de agosto de 1809, los próceres se reúnen en la casa de doña Manuela Cañizares, para ultimar detalles sobre el golpe revolucionario fijado para el 10 de agosto. Los patriotas se constituyen en asamblea y proceden a la organización de una Junta Soberana de Gobierno.
Es entonces, cuando Manuela Cañizares, indignada, se planta en la puerta de la casa, con coraje, para evitar, que los comprometidos abandonen el lugar sin tomar una firme decisión; levanta Manuela la voz, como sólo pueden hacerlo las mujeres dignas, inteligentes, libertarias, y grita: "¡Cobardes! ¡Hombres nacidos para la servidumbre! ¿De qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!”
Los próceres, de madrugada acuden a donde Ruiz de Castilla, le entregan el Acta de Independencia, mediante la cual desconocen su autoridad y el gobierno de la Presidencia de la Real Audiencia de Quito. Aquel 10 de Agosto de 1809, se enciende una luz que luego será nombrada como Luz de América.
Los criollos se habían revelado contra el presidente Ruiz de Castilla, habían declarado insubsistente el gobierno de la Audiencia y creado una Junta de Gobierno.
Los diputados barriales que participan en los sucesos del 10 de Agosto de 1809, suscriben un Acta en la que confirman la rebelión y organizan de manera diferente la administración; es decir, declaran una actitud soberana: la soberanía ya no radica en el rey, en el monarca, ahora radica en el pueblo.
Organizan, incluso, una fuerza militar llamada “falange” para sustentar el nuevo orden. Juan de Dios Morales, Juan de Salinas, el marqués de Selva Alegre, Larrea, Arenas, Rodríguez de Quiroga, Javier de Ascázubi, Villalobos, José Riofrío, son parte del conjunto de patriotas herederos de la conciencia viva de Eugenio Espejo.
Le debemos a ese grupo de patriotas la insurrección que, pocos años más tarde, desemboca en la Primera Independencia de nuestro continente. A ellos, y a la gran Manuela Cañizares, devota de la emancipación, nuestro eterno tributo, por poner la piedra fundacional de nuestras naciones, y por haber situado a Quito en el mapa de la lucha hasta el sacrificio por la libertad.
La fecunda siembra de la conciencia rebelde multiplicó los afanes de liberación en todo el continente. El propio Bolívar citó al 10 de Agosto quiteño, y a la masacre del siguiente año, como motivos fundamentales para declarar su “guerra a muerte” por la libertad, que fuera parte de la gran campaña independentista.
Y es que el crimen que se cometió el 2 de agosto de 1810, fue uno de los actos más execrables de nuestra historia; se trata del más vil asesinato a mansalva, sangre fría, practicado contra seres indefensos. Que no logra quebrarnos ni evitar lo inevitable; al contrario, la chispa había saltado sobre yesca, la llama de la libertad había empezado a arder.
Pese a que la original Junta de Gobierno se conformó con representantes barriales, la Junta definitiva estuvo integrada por aristócratas, y, al final, como luego ocurrirá en gran parte de nuestra vida republicana, las disensiones internas facilitarán la acción de instigadores, el reconocimiento del derecho de las “clases superiores” para gobernar, las indignas declaraciones de lealtad al amo imperial, el reinado efímero, la claudicación perentoria, la componenda…
En recuerdo de la insurgencia de 1809, y de aquellos ochenta días de gobierno que conmovieron los cimientos del imperio colonial español, vamos, queridos compatriotas, a escribir un nuevo capítulo de dignidad para nuestra nación, al servicio de la democracia, en decidido apoyo al desarrollo, siempre vigilantes de la paz.
Discurso #4
Discurso #5
Los próceres de nuestra patria no lucharon para consagrar la injusticia ni las desigualdades. Su legado histórico ha devenido en una serie de luchas duras, dolorosas y ahora fructíferas a favor de la plena libertad.
Si para América el Primer Grito de Independencia constituye un ejemplo vigoroso de nuestra estirpe, no cabe duda de que, para las generaciones actuales, significa un reconocimiento sensato del sentido de nuestras luchas para no ser una colonia ni someternos a otras formas de dominación política ni económica. Debe iluminar qué es una patria y para qué construimos las bases de nuevos modos de relación sociocultural. Este día, el Primer Grito de Independencia hay que entenderlo como un profundo llamado a que la libertad no sea manoseada por aventureros que la usan para justificar sus privilegios.
Al contrario: la libertad es la que se gana o conquista para tener derechos plenos, una justicia responsable y una sociedad con las mismas oportunidades para todos. Si no, solo será una caricatura para justificar un modelo excluyente, como el que enarbolan ciertas élites políticas.
Discurso #6
Discurso #7
Nos hemos congregado el día de hoy para conmemorar una de las fechas más importantes del calendario cívico de Nuestra América: El 10 de Agosto de 1809, fecha inolvidable en la que, en Quito se instaura el primer gobierno revolucionario del nuevo mundo, que depuso al Presidente de la Real Audiencia de la Corona, el Conde Ruiz de Castilla.
Han sido 200 años en que nuestra patria continúa luchando por su liberación definitiva, en procura de derrotar el subdesarrollo, la dependencia, la desigualdad, la inequidad, la ignorancia, la injusticia y el hambre. Doscientos años de lucha para la implantación de una verdadera democracia que debe ser el trasunto de la libre determinación de los pueblos. Han sido 200 años de lucha por el imperio de los derechos ciudadanos, por la vigencia de los postulados de libertad, igualdad y fraternidad proclamados en Francia en 1789.
Doscientos años de lucha por el reconocimiento de la igualdad de derechos, privilegios y oportunidades del hombre y la mujer, por el desarrollo de un comercio justo y para que las grandes potencias paguen un precio justo por nuestras materias primas; por el aprovechamiento soberano de nuestros recursos naturales.
El Primer Grito de Independencia en América Latina, ha valido para que un patriota Argentino le confiera a nuestra capital el título de QUITO LUZ DE AMERICA.
Sería injusto dejar de citar en este acto el nombre del pionero, precursor y mártir de nuestra independencia, el Dr. Eugenio Espejo, quien 15 años antes de esta gesta inmarcesible, dejó sembrada en el corazón de los quiteños la flama de la libertad y que pagó con su vida el atrevimiento de haber fundado el primer periódico de la colonia denominado “Primicias de la Cultura de Quito”, instrumento de lucha para la emancipación de Nuestra América.
Todos los próceres del 10 de Agosto, encabezados por Juan Pío Montúfar, Antonio Ante, Juan Salinas, Juan de dios Morales y Xavier Zambrano fueron eliminados después de un año en la cruenta matanza del 2 de Agosto de 1810.
Honrar honra, dijo el Apóstol de América José Martí. Sería injusto no mencionar en este acto el nombre de la heroína quiteña Manuela Cañizares, hermana mayor en la historia de Manuelita Saénz, que jugó un rol protagónico para la consumación del primer Grito de Independencia que celebramos hoy.
La relación entre los pueblos no puede constreñirse tan solo al ámbito de lo económico o comercial , es más trascendente la cooperación en el campo de la educación y la cultura, el conocimiento mutuo de nuestros valores, de nuestra historia y el firme propósito de marchar juntos hacia la UNION por la que lucharon y entregaron sus vidas nuestros próceres y pensadores: Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio José de Sucre, José Martí, Artigas, Miranda, Andrés Bello, Bernardo O´Higgins, Caldas, Nariño, Hidalgo, el llanero Páez, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte, el Negro Ali Primera y Abdón Calderón.
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Fuente: Wikipedia, Yahoo, Efemérides, Monografías, BuenasTareas, Slideshare, Prezi
El 10 de agosto de 1809 un grupo de patriotas viendo la injusticia y represión que sufrió el pueblo por parte de los conquistadores llegados de Europa, decidió tomar el rumbo de su destino y proclamar la independencia de la Real Audiencia de Quito, si bien este movimiento fue reprimido y culminó con la matanza del 2 de Agosto de 1810, ayudó a que se encienda una luz en todo el continente una luz de libertad justicia y dignidad y soberanía que es la que todas y todos seguimos hoy.
Así es que hace más de 200 años Juan Pío Montúfar, Manuela Cañizares, Juan de Dios Morales, Juan de Salinas, Manuel Rodríguez de Quirola, el obispo Cuero y Caicedo, guiados por el pensamiento de Eugenio de Santa Cruz y Espejo decidieron poner fin a las cadenas españolas que apretaban y ahogaban al pueblo, con un acto que inspiró a toda América a levantarse y que sólo con menor con la independencia definitiva del Ecuador el 24 de mayo de 1822.

A continuación una recopilación de frases, discursos y homilías que te servirán de guía para la elaboración de tu propio discurso, en caso de que así lo necesites para exponer tus ideas en actos solemnes, protocolares, reuniones, homenajes, para tu escuela o colegio, etc.
Discurso #1
El 10 de Agosto de 1809 significa para los hombres libres del Ecuador y América Latina una fecha trascendental, porque implica no solamente un grito emancipador, sino porque es la siembra de la conciencia insurgente de nuestros pueblos.
Con la sombra tutelar de Eugenio Espejo, los patriotas quiteños y latinoamericanos, como Arenas, Quiroga, Morales, Larrea, Villalobos, Salinas, entre muchos otros intelectuales y dirigentes barriales, reunidos en casa de Manuela Cañizares, definieron la estrategia que, años más tarde, sería reconocida como el levantamiento más original de los criollos anticolonialistas.
La historia registra sucesos y acontecimientos, casi siempre de acuerdo a la lectura que los vencedores y poderosos determinan, pero, en este caso, gracias al Libertador Bolívar y la conciencia de los patriotas, el 10 de agosto de 1809 siempre será recordado como la piedra angular de la liberación del continente.
La acción política de los quiteños encontró la oportunidad propicia de hacer historia cuando los franceses asumieron la Monarquía española, desplazando al Rey de España. Los representantes del agresor en la Audiencia, Conde Ruiz de Castilla, debía ser depuesto para recuperar la dignidad, esa fecha fue el 10 de Agosto de 1809, fijando un hito imperecedero para la Historia el Ecuador.
La importancia de este proceso dejo la lección que fue asimilada por la élite guayaquileña: El 9 de Octubre de 1820 no significaría nada sino se consolidaba con la victoria militar y fue el apoyo de fuerzas americanas operativas en el norte y en Sur cuyos contingentes "sólo conoce LA GLORIA y que perdieron la vida entre el 9 de Octubre de 1820 y el 24 de Mayo de 1822 combatiendo en CAMINO REAL, PRIMER HUACHI, TANIZAGUA, SEGUNDO HUACHI, YAGUACHI, RIOBAMBA y PICHINCHA Persiguiendo el ideal de crearnos El Estado quiteño, soberano, libre e Independiente, meta Suprema de sus aspiraciones justificación de su sacrificio.
Discurso #2
Discurso #3
Al destello de las madrugadas, en las calles de la ciudad de San Francisco de Quito, un “duende”: Eugenio de Santa Cruz y Espejo, el “indio Chusig”, que ya en 1779 andaba propagando, con El Nuevo Luciano de Quito, críticas inteligentes a los problemas y deficiencias de la vida en la Real Audiencia, y que había aplaudido el levantamiento de Tupac Amaru y Tupac Catari, en el Cuzco y en el Alto Perú; al destello de las madrugadas, ese “duende”, recorría las calles de Quito pintando en los muros frases como: “Al amparo de la cruz, sed libres”.
Pero, no andaba solo, con él salían muchas sombras de las sombras, había un ejército en formación de cholos, indios, mulatos, montubios, criollos esclarecidos, hombres y mujeres del pueblo. Nunca la libertad es huérfana. Por todos los confines de América se despertaban las conciencias, por los vientos se transmitían los mensajes, el azul del cielo servía de papel para sembrar las palabras de libertad. No estaba solo Eugenio; sumaban muchos más; tantos que, a veces, se escondían entre las piedras porque no sólo aventuraban la vida; en esos tiempos, llegaban a aventurar el alma.
Un conjunto de sublevaciones ocurrieron durante el siglo XVIII, en los territorios de la Real Audiencia de Quito, sobre todo en su parte norte. En ellas participaron los indígenas de Otavalo, San Pablo, Atuntaqui, Caranqui y Cotacachi; parcialidades conocidas, hoy, bajo la denominación de “otavaleños”, altivos e industriosos y que mantienen, como algunas otras comunidades indígenas, su cultura, su idioma, sus costumbres y tradiciones. Como se ve, Espejo y los próceres no estaban solos; la libertad es un asunto de todos y de todas, es algo que tiene que ver con todo el pueblo.
Las cosas iban llegando a su punto decisivo, no en vano la sed de libertad había estado madurando durante más de trescientos años.
En Europa, las “abdicaciones de Bayona” o renuncias sucesivas de los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII al trono de España, en favor del invasor Napoleón Bonaparte, dieron paso, a comienzos de mayo de 1808, al reinado de su hermano, José Bonaparte, más conocido como “Pepe Botellas” o “El rey plazuelas”, quien se quedaría por un tiempo de dueño y señor del trono de España.
Aquí, en la Real Audiencia de Quito, en lo que hoy es Ecuador, se trabajaba día y noche por la libertad, se complotaba, se planificaban reuniones, se organizaba la esperanza.
Era la noche del 9 de agosto de 1809, los próceres se reúnen en la casa de doña Manuela Cañizares, para ultimar detalles sobre el golpe revolucionario fijado para el 10 de agosto. Los patriotas se constituyen en asamblea y proceden a la organización de una Junta Soberana de Gobierno.
Es entonces, cuando Manuela Cañizares, indignada, se planta en la puerta de la casa, con coraje, para evitar, que los comprometidos abandonen el lugar sin tomar una firme decisión; levanta Manuela la voz, como sólo pueden hacerlo las mujeres dignas, inteligentes, libertarias, y grita: "¡Cobardes! ¡Hombres nacidos para la servidumbre! ¿De qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!”
Los próceres, de madrugada acuden a donde Ruiz de Castilla, le entregan el Acta de Independencia, mediante la cual desconocen su autoridad y el gobierno de la Presidencia de la Real Audiencia de Quito. Aquel 10 de Agosto de 1809, se enciende una luz que luego será nombrada como Luz de América.
Los criollos se habían revelado contra el presidente Ruiz de Castilla, habían declarado insubsistente el gobierno de la Audiencia y creado una Junta de Gobierno.
Los diputados barriales que participan en los sucesos del 10 de Agosto de 1809, suscriben un Acta en la que confirman la rebelión y organizan de manera diferente la administración; es decir, declaran una actitud soberana: la soberanía ya no radica en el rey, en el monarca, ahora radica en el pueblo.
Organizan, incluso, una fuerza militar llamada “falange” para sustentar el nuevo orden. Juan de Dios Morales, Juan de Salinas, el marqués de Selva Alegre, Larrea, Arenas, Rodríguez de Quiroga, Javier de Ascázubi, Villalobos, José Riofrío, son parte del conjunto de patriotas herederos de la conciencia viva de Eugenio Espejo.
Le debemos a ese grupo de patriotas la insurrección que, pocos años más tarde, desemboca en la Primera Independencia de nuestro continente. A ellos, y a la gran Manuela Cañizares, devota de la emancipación, nuestro eterno tributo, por poner la piedra fundacional de nuestras naciones, y por haber situado a Quito en el mapa de la lucha hasta el sacrificio por la libertad.
La fecunda siembra de la conciencia rebelde multiplicó los afanes de liberación en todo el continente. El propio Bolívar citó al 10 de Agosto quiteño, y a la masacre del siguiente año, como motivos fundamentales para declarar su “guerra a muerte” por la libertad, que fuera parte de la gran campaña independentista.
Y es que el crimen que se cometió el 2 de agosto de 1810, fue uno de los actos más execrables de nuestra historia; se trata del más vil asesinato a mansalva, sangre fría, practicado contra seres indefensos. Que no logra quebrarnos ni evitar lo inevitable; al contrario, la chispa había saltado sobre yesca, la llama de la libertad había empezado a arder.
Pese a que la original Junta de Gobierno se conformó con representantes barriales, la Junta definitiva estuvo integrada por aristócratas, y, al final, como luego ocurrirá en gran parte de nuestra vida republicana, las disensiones internas facilitarán la acción de instigadores, el reconocimiento del derecho de las “clases superiores” para gobernar, las indignas declaraciones de lealtad al amo imperial, el reinado efímero, la claudicación perentoria, la componenda…
En recuerdo de la insurgencia de 1809, y de aquellos ochenta días de gobierno que conmovieron los cimientos del imperio colonial español, vamos, queridos compatriotas, a escribir un nuevo capítulo de dignidad para nuestra nación, al servicio de la democracia, en decidido apoyo al desarrollo, siempre vigilantes de la paz.
Discurso #4
Discurso #5
Los próceres de nuestra patria no lucharon para consagrar la injusticia ni las desigualdades. Su legado histórico ha devenido en una serie de luchas duras, dolorosas y ahora fructíferas a favor de la plena libertad.
Si para América el Primer Grito de Independencia constituye un ejemplo vigoroso de nuestra estirpe, no cabe duda de que, para las generaciones actuales, significa un reconocimiento sensato del sentido de nuestras luchas para no ser una colonia ni someternos a otras formas de dominación política ni económica. Debe iluminar qué es una patria y para qué construimos las bases de nuevos modos de relación sociocultural. Este día, el Primer Grito de Independencia hay que entenderlo como un profundo llamado a que la libertad no sea manoseada por aventureros que la usan para justificar sus privilegios.
Al contrario: la libertad es la que se gana o conquista para tener derechos plenos, una justicia responsable y una sociedad con las mismas oportunidades para todos. Si no, solo será una caricatura para justificar un modelo excluyente, como el que enarbolan ciertas élites políticas.
Discurso #6
Discurso #7
Nos hemos congregado el día de hoy para conmemorar una de las fechas más importantes del calendario cívico de Nuestra América: El 10 de Agosto de 1809, fecha inolvidable en la que, en Quito se instaura el primer gobierno revolucionario del nuevo mundo, que depuso al Presidente de la Real Audiencia de la Corona, el Conde Ruiz de Castilla.
Han sido 200 años en que nuestra patria continúa luchando por su liberación definitiva, en procura de derrotar el subdesarrollo, la dependencia, la desigualdad, la inequidad, la ignorancia, la injusticia y el hambre. Doscientos años de lucha para la implantación de una verdadera democracia que debe ser el trasunto de la libre determinación de los pueblos. Han sido 200 años de lucha por el imperio de los derechos ciudadanos, por la vigencia de los postulados de libertad, igualdad y fraternidad proclamados en Francia en 1789.
Doscientos años de lucha por el reconocimiento de la igualdad de derechos, privilegios y oportunidades del hombre y la mujer, por el desarrollo de un comercio justo y para que las grandes potencias paguen un precio justo por nuestras materias primas; por el aprovechamiento soberano de nuestros recursos naturales.
El Primer Grito de Independencia en América Latina, ha valido para que un patriota Argentino le confiera a nuestra capital el título de QUITO LUZ DE AMERICA.
Sería injusto dejar de citar en este acto el nombre del pionero, precursor y mártir de nuestra independencia, el Dr. Eugenio Espejo, quien 15 años antes de esta gesta inmarcesible, dejó sembrada en el corazón de los quiteños la flama de la libertad y que pagó con su vida el atrevimiento de haber fundado el primer periódico de la colonia denominado “Primicias de la Cultura de Quito”, instrumento de lucha para la emancipación de Nuestra América.
Todos los próceres del 10 de Agosto, encabezados por Juan Pío Montúfar, Antonio Ante, Juan Salinas, Juan de dios Morales y Xavier Zambrano fueron eliminados después de un año en la cruenta matanza del 2 de Agosto de 1810.
Honrar honra, dijo el Apóstol de América José Martí. Sería injusto no mencionar en este acto el nombre de la heroína quiteña Manuela Cañizares, hermana mayor en la historia de Manuelita Saénz, que jugó un rol protagónico para la consumación del primer Grito de Independencia que celebramos hoy.
La relación entre los pueblos no puede constreñirse tan solo al ámbito de lo económico o comercial , es más trascendente la cooperación en el campo de la educación y la cultura, el conocimiento mutuo de nuestros valores, de nuestra historia y el firme propósito de marchar juntos hacia la UNION por la que lucharon y entregaron sus vidas nuestros próceres y pensadores: Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio José de Sucre, José Martí, Artigas, Miranda, Andrés Bello, Bernardo O´Higgins, Caldas, Nariño, Hidalgo, el llanero Páez, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte, el Negro Ali Primera y Abdón Calderón.
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